Dictador coreano ( 16 de febrero de 1942 - 17 de diciembre de 2011) que fue político y militar. Presidente de la Comisión Nacional de Defensa, Comandante Supremo del Ejército Popular de Corea y Secretario General del Partido de los Trabajadores de Corea.
Conocido en su país como el Querido Líder o el Gran Dirigente3 y en la Constitución como el Líder Supremo.
La biografía oficial de Kim Jong-il mantiene que nació en un campamento militar de la resistencia contra la ocupación japonesa en elmonte Paektu en Corea, el 16 de febrero de 1942. Según esta versión, el evento fue presagiado por una golondrina y señalado con la aparición de una nueva estrella en el cielo y un doble arco iris sobre la montaña.
Este señor tenía todo bajo control, toda la población de Corea del Norte vive por así decirlo en una burbuja, en una realidad paralela y la gran mayoría, por no atreverme a decir el cien por cien de la población, ni siquiera es capaz de cuestionarse si hay una vida diferente, una vida mejor.
Hijo de primer gran dictador Kim Il-Sung. Al morir, dejó en el poder a su hijo, que mantendrá, desde mi punto de vista, tomo como lo tenía su padre. A la muerte de éste se implantó en Corea del Norte un luto general, todo el mundo debía mostrar tristeza si no quería ir a la cárcel, es decir, por supuesto y no es de extrañar teniendo en cuenta la situación, que también controlan sus sentimientos.
De hecho he encontrado que el Korean Central News Agency (KCNA), publicó en la versión en inglés de su página web una nota en la que asegura que un pájaro y un árbol lloraron la muerte del dictador –“De un hombre tan extraordinario”, dice el teletipo- en Berlín.
Quería aportar esta parte de una entrevista que considero bastante interesante y a la vez desoladora que se le realiza a una mujer norcoreana de treinta y nueve años que fue profesora de literatura coreana y que ahora reside en Seúl con su marido y su hijo de trece años. Accede a realizar la entrevista pero siempre y cuando no se desvele la ciudad en la que vivía en Corea del Norte.
P. ¿Nunca oyó hablar de los campos de concentración?
R. Sí, pero los consideraba normales. Dentro estaban las personas que criticaban al Gobierno que luchaba por nosotros. Nunca hasta llegar aquí escuché el término “libertad de expresión”.
P. ¿No le molestaba estudiar a diario las obras de Kim Jong-il?
R. No, era lo que se debía hacer. No se cuestionaba.
P. ¿Le comentó a algún amigo que iba a marcharse?
R. No, imposible. Me podían denunciar. Allí solo se confía en la familia.
P. ¿Cree que cambiará el sistema?
R. Aquí todos dicen que no habrá cambios, pero yo confío en la reunificación
Creo que este país necesita claramente un cambio de rumbo político para dejar atrás ese atraso y aislamiento.
GUIOMAR HERNÁNDEZ