El primer aspecto a tener en cuenta es el favor que la abundancia de oro y plata (generalmente plata) suponía para el desarrollo de un primigenio sistema capitalista. A más riquezas, más factible se hizo la mecanización de la producción, así como la división del trabajo. Se desarrolló así el mercantilismo, política económica que apostaba por la acumulación de oro y plata como base de la riqueza de un país, y esto se lograba explotando las riquezas existentes en las propias colonias, y evitando así el contacto comercial con las potencias enemigas, poniendo en funcionamiento los mecanismos del comercio triangular, que partía de Europa a África para proveerse de esclavos, venderlos en América y allí proveerse de materias primas con que volver a Europa.
Aparte de esta consecuencia, es preciso señalar también una de signo contrario: la llamada revolución de los precios. Ésta fue un fenómeno que se desarrolló en toda Europa, aunque es cierto que tuvo mayor impacto en los territorios de la Monrquía Hispánica, y que consistió en un aumento de los precios sin precedentes, que los hizo crecer en un 600% a lo largo del siglo XVI. Esto supuso una importante traba en el desarrollo económico de la Monarquía Hispánica, pues, al ser más altos los costes de producción, eran más baratos y convenientes los productos extranjeros. Por esto, y esta información es matizable, la manufactura española quedó atrasada respecto a la del resto de Europa. Si bien es cierto que la Monarquía Hispánica se sirvió de los metales preciosos que le llegaban en masa de América y prestó menos atención al desarrollo de la industria de la época, también cabe destacar que la industria manufacturera creció durante aquellos tiempos.
Ciertamente, pudo haber crecido más, pero lo que en su día fue motivo de orgullo para la Monarquía, la expulsión de los judíos, supuso la privación de uno de los grupos más preparados intelectualmente, que tal vez hubiera podido evitar, prevenir o paliar las consecuencias que la política económica de la época tendría en tiempos posteriores. Pues, pese al citado desarrollo, circulaba un dicho popular en aquellos tiempos que erzaba que "España es las Indias de los extranjeros", pues se entendía que, si España extraía oro y plata de las Indias Occidentales, con la misma facilidad los extraían de España los demás países europeos.
Teniendo en cuenta todo esto, amén de los inmensos gastos militares que sangraban a la mayoría de potencias europeas, aunque especialmente los reinos hispánicos, se extrae un balance positivo, aunque matizable y mejorable, del efecto que produjeron los metales preciosos que llegaban a Europa desde las colonias americanas.
Entrada de Vicent Soler Checa
Buena aportación, Vicent.
ResponderEliminarbuen trabajo
ResponderEliminar